La importancia del estrés materno para los hijos durante el embarazo

Numerosos estudios hacen referencia a la importancia que tiene el estrés materno en los hijos durante el embarazo.

El hecho de que la madre experimente un periodo de estrés continuado puede afectar en varios niveles al feto y a su posterior desarrollo durante la infancia, la adolescencia e, incluso, en la adultez.

Asimismo, el estrés sufrido por las madres durante su propia infancia también parece que se relaciona con las secuelas psicológicas en sus hijos.

Por lo tanto, parece ser que la infancia es un periodo “peligroso” (si no le prestamos la atención que requiere) en el cual se desarrollan diversas formas de afrontar el estrés durante la vida.

Pero también, en otros periodos de la vida, otras situaciones provocadoras de estrés como pueden ser la exposición al trauma o a la discriminación contribuyen, a su vez, al aumento de padecimiento de trastornos psicológicos.

Dada la importancia que el estrés alcanza en nuestras vidas y la de los hijos, Hendrix et al. (2022) decidieron llevar a cabo una investigación que ayudara a esclarecer, al menos en parte, la relación que existe entre las reacciones de estrés de los hijos y las experiencias adversas maternas durante su vida y durante su embarazo.

En qué consistió la investigación

Para ello reunieron a más de 200 madres en periodo de gestación y las evaluaron en tres etapas distintas:

  • Durante el primer trimestre de embarazo.
  • Al inicio del tercer trimestre de embarazo.
  • A lo largo de los primeros 18 meses tras el parto.

Durante estas tres etapas Hendrix et al. (2022) evaluaron 3 tipos de medidas psicológicas:

  1. Malestar materno antes del embarazo (respondieron a preguntas relacionadas con ansiedad, depresión y estrés percibido en su vida actual).
  2. Adversidad sufrida durante su infancia.
  3. Estrés relacionado con experiencias de discriminación.

Además, tras el parto evaluaron también la sensibilidad de los bebés a las situaciones de estrés de dos formas:

  • Respuesta conductual a las situaciones de estrés dos semanas tras el nacimiento: aquí tuvieron en cuenta la excitabilidad del bebé y su capacidad para autorregularse en momentos de estrés, así como su capacidad para responder, atender y seguir estímulos del entorno.
  • Respuesta hormonal a partir del cortisol cuando los bebés tenían entre 3 y 6 meses (se sabe que esta hormona aparece incrementada ante situaciones de estrés continuado).

Los resultados de la investigación

A partir de los datos recogidos se encontraron 4 principales resultados:

  1. En relación con el periodo de embarazo: el malestar sufrido por la madre al final del mismo afecta de forma negativa a los procesos atencionales del bebé.
  2. Respecto al estrés experimentado por la madre en el periodo previo al embarazo: se encontró que son la experiencia de niveles elevados de discriminación junto con la adversidad en la infancia los factores que más incrementan los niveles de cortisol en el hijo, esto es, aumenta los niveles de estrés en el pequeño.
  3. El hecho de que la madre experimentara situaciones de discriminación en su infancia se relacionó de forma indirecta con el hecho de sufrir una mayor angustia materna al final del embarazo. Esto se relacionó con un empeoramiento de la atención del bebé cuando fue evaluado a las 2 semana de nacer.
  4. Si el recién nacido se había visto afectado negativamente respecto a sus procesos de atención, esto parecía tener relación con un aumento de respuesta de estrés a las situaciones diarias cuando el bebé tenía entre 3 y 6 meses.

Sin embargo, no se encontró ninguna relación entre las experiencias maternas adversas antes del embarazo y la sensibilidad del feto al estrés prenatal.

Esto significa que no hubo relación entre las respuestas del feto al estrés durante su formación en el útero y el estrés materno antes del embarazo. Aunque las autoras especifican que estos resultados últimos habría que tomarlos con cautela, ya que la muestra (el número de personas participantes en la investigación) no tenía suficiente tamaño como para que apareciera dicha relación.

En conclusión, ¿afecta el estrés materno a los hijos durante el embarazo?

Los resultados de esta investigación ponen de relieve que el final del periodo de gestación es crucial para el desarrollo de la capacidad atencional del bebé.

Además, esta capacidad atencional del pequeño sería un indicador temprano para la capacidad de respuesta al estrés del propio bebé meses después.

Parece, entonces, que estamos ante una cadena de acontecimientos que se repiten en nuestras vidas.

Estos acontecimiento, separados (algunos) por -casi- una vida, influencia o se relaciona con el siguiente.

Por lo tanto, es importante darse cuenta desde este momento del potencial que tiene el estrés experimentado por un progenitor en el estrés que va a experimentar su descendencia.

Traducido a las experiencias que vivimos en el día a día, el hecho de que tú como padre o madre estés pasando por un periodo de estrés que te es difícil controlar puede afectar a tu hijo tras su nacimiento.

Pero no sólo justo al nacer, sino también cuando tiene más edad, pero esto se hablará en otro artículo).

Estos problemas atencionales parecen ser marcadores que nos avisan de que, más adelante, el pequeño va a experimentar cierta reactividad ante situaciones de estrés.

Si no se controla, comienza el nuevo ciclo de manera que este pequeño (tu hijo) transmitirá lo mismo a sus hijos.

Investigaciones como estas nos ayudan en el día a día a los psicólogos a formarnos y conocer tanto los momentos como las técnicas necesarias para mejorar o evitar problemas futuros.

¿Te sientes identificado/a con estas situaciones?

¿Crees que puedes estar pasando por un periodo de estrés y necesitas ayuda o, al menos, algunas pautas para poder lidiar con el día a día?

¿Crees que tu hijo puede necesitar algún tipo de ayuda? Quizás sea un buen momento para intentar hacer algún cambio.

Espero que este artículo te haya resultado interesante y si te parece, déjame un comentario aquí abajo.

Hendrix, C. L., Brown, A. L., McKenna, B. G., Dunlop, A. L., Corwin, E. J., & Brennan, P. A. (2022). Prenatal distress links maternal early life adversity to infant stress functioning in the next generation. Journal of Psychopathology and Clinical Science, 131(2), 117–12

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